Acueducto de Querétaro

   El acueducto de Querétaro, es una monumental edificación actualmente de 74 arcos que alcanzan una altura promedio de 28.5 m y una longitud de 1,280 m. Este acueducto es símbolo de la Ciudad de Querétaro y uno de los más grandes de México. Una de las construcciones más emblemáticas de la ciudad, se terminó de construir en 1735 y sus 74 arcos ocupan una longitud de 1,280 metros. Consciente del problema de abastecimiento de agua, Don Juan Antonio de Urrutia y Arana fue quien financió la mayor parte de la construcción. Aunque según la leyenda lo hizo por amor a una monja clarisa que se lo pidió. Sea cual sea la historia verdadera, ahora el acueducto es un símbolo de la ciudad.    

El Acueducto de Querétaro es considerado la obra urbana más importante del siglo XVIII; es símbolo y orgullo de la ciudad de Querétaro. Su construcción se inició en el año 1726 y tomó nueve años en ser terminada, cuenta con 74 arcos de un máximo de altura de 23 metros y una longitud de 1280 metros. Está hecho de cantera rosa y mampostería en la alberca de captación y en la arquería. Actualmente el agua continúa llegando a la ciudad a través de él y es depositada en 10 fuentes públicas y 60 fuentes privadas localizadas en toda la ciudad. Esta gran obra de ingeniería hidráulica fue llevada a cabo por Don Juan Antonio de Urrutia y Arana, Marqués de la Villa del Villar del Águila, benefactor de la ciudad. Actualmente a sus pies se montan distintas exposiciones de esculturas en gran formato, además la iluminación hacen de los Arcos un gran atractivo para visitar tanto en la noche como en el día.

La construcción del acueducto de Querétaro

La construcción del Acueducto encierra parte de historia parte de leyenda, esta relacionada con la fundación del Convento de Capuchinas de San José de Gracia en 1721, hecho con el que el Don Juan Antonio de Urrutia se vio obligado a llegar a Querétaro.


Los arcos son una construcción guiada por el amor, cuenta la leyenda que cuando el Don Juan Antonio de Urrutia y Arana vio por primera vez a Sor Marcela el amor entre ambos surgió de inmediato, pero debido a la situación tan delicada, primero porque Sor Marcela era monja y segundo porque era sobrina de su esposa, nunca hubieran podido hacer realidad su amor por lo que llegaron a un convenio de amor: Ella le ofreció su amor basado en el entendimiento mutuo, pero sobre todo lleno de pureza, pidiéndole a cambio “solamente” que construyera el ahora majestuoso Acueducto para conducir el agua al convento de las Capuchinas. La historia que se encuentra detrás de uno de los acueductos más importantes del mundo, tiene sólo una razón de ser: El amor entre un vasco enamorado y una monja. Esta es la leyenda del Marqués de la Villa del Villar del Águila y una de las monjas capuchinas más hermosas de ese momento, Sor Marcela.


La historia: hacia 1720, cuando en Querétaro la gente sufría la contaminación de los ríos y se empezó a enfermar hasta morir, Juan Antonio de Urrutia y Arana -quién gozaba de gran riqueza debido a su matrimonio con Paula Guerrero Dávila-, decidió construir el acueducto de Querétaro para traer agua a la ciudad y de esta manera mitigar las enfermedades intestinales que sufrían los queretanos. El Marqués buscó en los alrededores de Querétaro la fuente que había de surtir el preciado líquido y encontró que el más adecuado, por su altura en relación con la ciudad, era el llamado “Ojo de Agua del Capulín”, en el pueblo San Pedro de la Cañada a casi 10 km de la ciudad. Manos chichimecas y otomíes se dedicaron a construir la famosa obra, concluida el día 17 de octubre de 1738, para celebrar este acontecimiento se cantó una solemne misa de acción de gracias, además de las fiestas populares que duraron más de quince días.


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